El Mediterráneo de la contemporaneidad tiene pendiente el reto de generar un relato que entrelace la pluralidad de diferencias e integre la visión económica, cultural y social de un proyecto común. La cultura y el lenguaje, grandes olvidados de los macroplanes políticos, son vías de creación de cohesión justamente en un momento en que la crisis exacerba las visiones de segregación entre religiones y países. La construcción de una ciudadanía sólida que sea visibilizada se muestra como un objetivo cultural y político: es necesaria la generación de discursos que articulen los valores comunes de la diversidad y los retos compartidos para relanzar el proyecto mediterráneo. Ello ha de hacerse en un contexto de quiebra económica en los países del sur de Europa y, por tanto, se requiere una creación cultural que apoye la generación de un discurso político y social compartido que ponga límite al liberalismo sin control y promueva la protección de las identidades nacionales, el respeto a la soberanía popular y una reflexión profunda sobre los procesos de extensión de la ideología wahabita y la radicalización.