Andrés Jiménez Abad
La creciente diversidad cultural en la escuela ha conmocionado nuestro sistema educativo y nuestra visión de la realidad. La diversidad del alumnado es una riqueza potencial, pero hace más difícil que las escuelas lo sean para todos. Se revisan otras posturas, y entre ellas el modelo sociocrítico, que corre el peligro de convertirse en un paradigma cerrado, al servicio de fines de poder como los que censura. Es preciso avanzar hacia un modelo intercultural fundado en valores universalmente compartidos, basados en las exigencias de la dignidad de todas las personas y en los derechos humanos fundamentales consiguientes