Adela Cortina Orts, Jesús Marcial Conill Sancho
El trabajo debería ser hoy un ingrediente de la ciudadanía económica, y la ciudadanía debería poder ejercerse también en el lugar del trabajo. Sin embargo, esto resulta imposible porque la sociedad tecnológica prioriza valores como la productividad, la competitividad, la flexibilidad traducida en precariedad y la libertad entendida como capacidad de arriesgar laboralmente y d~ consumir, con lo cual el trabajo deviene vulnerable, presa fácil de la dominación. Con todo, se alzan voces frente a esta norteamericanización de la vida laboral, que no produce cohesión social, sino que reduce el compromiso cívico y debilita los vínculos sociales. En esta línea, los autores de este artículo proponen potenciar una forma de relación económica que reactive el "sueño europeo" de buscar la eficacia a través de un trabajo estable, dignamente remunerado, que pueda ser elegido y que consista en una actividad con sentido para la sociedad y para quien la realiza.