La tutela de la intimidad y de la vida privada constituye la frontera de la persona que está expuesta a riesgos ante las transformaciones sociales y las innovaciones tecnológicas y científicas. Al mismo tiempo, la noción de privacidad, que nace como un derecho a no sufrir intromisiones externas, evoluciona hasta adquirir un alcance más amplio ya que encierra también el derecho de poder desarrollar libremente la propia personalidad. Así, la jurisprudencia ejerce un papel fundamental en garantizar un equilibrio entre la tutela del derecho a la propia vida y la tutela de otros derechos típicos de la sociedad tecnológica y mediática