Salustiano del Campo Urbano , María del Mar Rodríguez-Brioso Pérez
La transición desde la familia extensa a la familia nuclear se produjo en España antes de los años cincuenta, fecha en la que el patrón de la conyugalidad junto con una fecundidad limitada y decreciente se impusieron entre nosotros. Los años sesenta fueron decisivos para la sociedad española y, dentro de ella, muchos cambios en la familia obtuvieron una gran repercusión, como la reducción del tamaño medio de la familia, la reducción de la natalidad y la salida de los hogares de otros parientes. A partir de los 80 la evolución se acentuó y la familia nuclear dejó de ser casi universal, aproximándose a las pautas prevalecientes en Europa, aunque conservando algunas particularidades compartidas con otros países mediterráneos. Además, la nueva transformación de la familia se desvinculó de los parámetros estructurales que caracterizaron el cambio de sociedad tradicional a sociedad industrial avanzada, pasando a ser eminentemente cultural, como se refleja en características tales como el aumento de los hijos extramatrimoniales y de las parejas consensuales, las familias monoparentales y las tensiones familiares derivadas del cambio del estatus de la mujer en la sociedad. La planificación de la familia se ha generalizado y, a pesar de haberse despenalizado el aborto en determinados casos, la opinión es contraria a hacerlo plenamente libre. Las relaciones familiares se acercan progresivamente a la igualdad entre los cónyuges y así se refleja en la toma de decisiones y en la ayuda familiar. La conflictividad en los matrimonios españoles es relativamente baja y las rupturas matrimoniales no han alancazado los mismos niveles que en Europa. Y en cuanto a la política familiar, en el artículo se detallan las reformas legales, tanto civiles como penales, y la evolución de la protección social de la familia desde 1943 hasta el presente.