Juan Diego Sánchez Martínez
Vivimos tiempos en los que está en tela de juicio la credibilidad tanto del sistema democrático, como de los partidos políticos y de los medios de comunicación. Son tiempos en los que la conformación de la opinión pública se ve zarandeada por los principios de la posverdad, por ello, se hace necesario que desde la Comunicación Política se den pasos para paliar las perniciosas consecuencias derivadas de esta situación, que agravan la crisis que sufre la democracia. En el presente texto se propone como herramienta de ayuda una comunicación política cívica, es decir, una comunicación transparente, cercana, asertiva, autocrítica y enemiga de la mentira y del insulto. Practicar esta fórmula, además de ser beneficiosa para el ciudadano, puede dar réditos electorales a los partidos. Por comunicación política cívica podemos entender la actividad que, mediante el intercambio multidireccional de mensajes, facilita la interacción entre gobernantes, gobernados y medios de comunicación y la toma de decisiones políticas, teniendo al ciudadano y sus intereses como eje vertebrador. El autor plantea la necesidad de reformular las relaciones entre gobernantes y gobernados por la vía de una comunicación política cívica para ayudar a recuperar la credibilidad del sistema democrático. Al mismo tiempo, se apuntan como medidas de acompañamiento una política y un periodismo cívicos.
We live times in which the credibility of the democratic system, as well as political parties and the media are questioned. These are times in which the shaping of public opinion seems shaken by the principles of post-truth, therefore, it is necessary that from the Political Communication take steps to alleviate the pernicious consequences arising from this situation, which aggravate the crisis that democracy suffers. The text proposes civic political communication as a help tool, a transparent, close, assertive, self-critical communication and hostile to lies and insults. Practice this formula, besides being beneficial for the citizen, can give electoral returns to the parties. By civic political communication we can understand the activity that, through the multidirectional exchange of messages, facilitates the interaction between governors, the governed, the media and political decision making having the citizen and his interests as the backbone. The author proposes the need to reformulate the relations between the rulers and the governed through a civic political communication in order to help recover the credibility of the democratic system. At the same time, civic politics and journalism are pointed out as support measures.