La economía, el conocimiento económico plantea un amplio debate secular no solo en cuanto a la metodología científica para cognoscitivamente poder dar una interpretación correcta de la “realidad económica”, sino también en cuanto a la respuesta correcta para resolver los problemas económicos de las personas y de la Sociedad. Este amplio debate científico tropieza con la necesidad interdisciplinar de la propia economía para entenderla, para comprenderla y para configurarla. Para ello hay que ir más allá del mero hecho económico que se limita a sus dimensiones instrumentales o narrativas, pero no configura correctamente ni la “realidad económica” que orientada al fin último de la economía que es el desarrollo integral de la persona, de respuesta a la “cuestión social”. La obra del Profesor Burgos plantea una interesante respuesta desde la filosofía personalista para introducir a la persona en la “experiencia”, en la realidad humana de la economía y, por tanto en los procesos de “comprensión” configuradores del conocimiento cognoscitivo. Con lo que sienta las bases para la integración de la persona, sus valores y preferencias, su cultura y su capacidad de integración tanto de la subjetividad propia de la persona como su capacidad de inclusión del “otro” en la configuración de la dimensión en el sentido dualista de Wojtyla. Una aportación desde la filosofía para un enfoque humanista de la economía.
Mention of the economy – economic knowledge – raises a centuries-old, wide-ranging debate in terms of not only the scientific methodology necessary for being cognitively able correctly to interpret the “economic reality”, but also in terms of the correct response in order to solve the economic problems of both people and Society. This extensive scientific debate comes up against the interdisciplinary need of the economy itself in order for this latter to be understood, comprehended and configured. To this end, we have to go beyond the mere economic fact, which is restricted to its instrumental and narrative dimensions, because economic fact does not configure correctly the economic reality, whose ultimate aim is oriented to the integrated development of the individual as a response to the social question. Professor Burgos’ work presents an interesting response from the viewpoint of personalist philosophy, thus introducing the individual into the economic “experience” and, as such, into the comprehension processes that configure cognitive knowledge. This in turn lays the foundations for the integration the individual, his or her values and preferences, his or her culture and capacity to integrate, both from the perspective of the individual’s subjectivity and from his or her capacity to include the “outsider” when configuring, in Wojtyla’s dualist sense, the dimension. This, then is a contribution from the field of philosophy in order to give the economy a humanist focus.