Cristián Riego Ramírez
El Código Procesal Penal del año 2000 reguló de manera muy restrictiva la posibilidad de un acuerdo entre el fiscal y el imputado destinado a evitar el juicio. La ley 20.931 abandonó esa concepción y creó para los delitos de hurto y robo un sistema de incentivos destinado a la producción masiva de condenas basadas en acuerdos sobre la base de premios consistentes en importantes rebajas de pena. Este artículo critica la fragmentación del sistema de justicia penal chileno que esta nueva normativa produce. Además, explora hasta qué punto el nuevo subsistema destinado a favorecer los acuerdos en los robos y hurtos se hace acreedor de la crítica que se suele dirigir al sistema de los Estados Unidos en el sentido de constituir un sistema de adjudicación unilateral por parte del fiscal
The Criminal Procedure Code introduced in Chile in the year 2000 regulated the possibility of an agreement between the prosecutor and the accused that seeks to avoid trial in a very restrictive way. Law 20.931 abandoned this notion, instituting instead, for crimes of theft and robbery, a system of incentives that could produce a massive number of sentences based on agreements that prize the accused with considerable reductions in penalties. This article criticizes the fragmentation of the penal justice system that this new law creates. Furthermore, it attempts to explore the following issue: to what extent could the new subsystem, destined to favor agreements with regards to robbery and theft, be subjected to the criticism generally levelled at the United States justice system, in the sense that it constitutes a system of unilateral adjudication from the side of the prosecutor.