La eficacia de cualquier institución educacional, está profundamente influenciada por el comportamiento humano, marcado éste por los complejos procesos de cambio, transformaciones o reajuste sociales que acontecen, dada las condiciones históricas concretas que vive el mundo contemporáneo. La dirección educacional como proceso eminentemente pedagógico, debe promover la excelencia de la educación, rescatar la importancia de la calidad, la eficiencia y la eficacia en este sector, lo que infiere que se hace imprescindible e inaplazable cambiar los modos de actuación de los directivos, pues tanto en la escuela como en las diferentes estructuras de dirección, el papel de los dirigentes es determinante en el logro de los objetivos propuestos, siendo su desempeño individual, la piedra angular del desempeño organizacional.