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En este artículo, ganador del I Premio Ruiz de Castañeda, el autor manifiesta que la esperada Ley de Contratos del Sector Público ha tratado de sistematizar y precisar los requisitos de los encargos, así como los que han de reunir las entidades instrumentales para que sean consideradas como medio propio. Sin embargo, se ha olvidado de desarrollar algunos aspectos fundamentales, a la par que ha contribuido a desvirtuar el elemento esencial de la dependencia entre las entidades instrumentales y el poder adjudicador al que se hallan adscritas. El legislador español no parece haber estado a la altura que demanda la madurez alcanzada por la figura de los encargos a medios propios, pues le ha faltado la decisión necesaria para acometer su regulación integral en una norma con rango de ley e independiente de la legislación sobre contratación pública.
