El derecho a la intimidad personal, en cuanto derivación de la dignidad de la persona (art. 10.1 de la Constitución Española, en adelante CE), implica la existencia de un ámbito propio y reservado frente a la acción y el conocimiento de los demás, necesario, según las pautas de nuestra cultura, para mantener una calidad mínima de la vida humana de forma que lo que el art. 18.1 CE garantiza es un derecho al secreto, a ser desconocido, a que los demás no sepan qué somos o lo que hacemos, vedando que terceros, sean particulares o poderes públicos, decidan cuales sean los lindes de nuestra vida privada, pudiendo cada persona reservarse un espacio resguardado de la curiosidad ajena, sea cual sea lo contenido en ese espacio de todo lo cual se deduce que el derecho a la intimidad confiere a la persona el poder jurídico de imponer a terceros el deber de abstenerse de toda intromisión en la esfera íntima y la prohibición de hacer uso de lo así conocido.
The right to personal privacy, as a derivation of the dignity of the person (Article 10.1 of the Spanish Constitution, hereinafter referred to as CE), implies the existence of an own and reserved space in front of the action and knowledge of the other, necessary, according to the guidelines of our culture, to maintain a minimum quality of human life so that what art. 18.1 CE guarantee is a right to secrecy, to be unknown, to others do not know what we are or what we do, prohibiting third parties, whether private individuals or public authorities, decide what are the boundaries of our private lives, each person can reserve a space sheltered from the curiosity of others, whatever is contained in that space from which it follows that the right to privacy gives the person the legal power to impose on third parties the duty to refrain from any interference in the intimate sphere and the prohibition of making use of the well-known.