Las entidades públicas locales se enfrentan en esos momentos a una operación matemática retadora que viene dada por las exigencias cada vez mayores de los ciudadanos, la complejidad e integralidad de los problemas a los que se enfrentan, la dura realidad que viven de hacer más con menos, todo ello acrecentado por los cambios drásticos que deja la transformación digital y la irrupción de tecnologías como la inteligencia artificial, Blockchain o Big data. En este escenario parece que la única solución es innovar y la compra pública de innovación es la herramienta clave para lograrlo.