Esta aportación aborda el tratamiento jurídico de la conciliación de la vida laboral y familiar en la Unión Europea a partir de las normas de derecho originario y aquellas otras de derecho derivado que, directa o indirectamente, regulan diferentes mecanismos que permiten a las personas compatibilizar las exigencias de su trabajo y las de su vida personal, entre las que destacan las Directivas sobre igualdad entre hombres y mujeres, sobre protección de la maternidad y sobre permisos para la atención de los hijos y familiares. Tal panorama normativo debe completarse necesariamente con las numerosas contribuciones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea a la configuración de los derechos de conciliación. Su labor ha sido decisiva para la fijación de importantes líneas interpretativas que se han consolidado con el paso del tiempo y que se han ido enriqueciendo con sucesivos pronunciamientos, fundamentalmente en lo referido a la protección de los trabajadores que se han acogido a los correspondientes permisos y a la promoción de las medidas de conciliación destinadas tanto a hombres como a mujeres.
No puede decirse que el conjunto de disposiciones que regulan los principios y los distintos instrumentos que han sido incorporados en materia de conciliación constituya un cuerpo compacto y armónico, sino que se presenta, más bien, como un grupo disperso y dinámico de normas que responden a objetivos diversos (principio antidiscriminatorio, protección de la salud de las trabajadoras, protección de la familia, garantía de ausencia al trabajo, políticas activas de empleo…). En sus inicios, las medidas de conciliación contemplaron esencialmente la situación de las mujeres trabajadoras y su necesidad de compaginar sus obligaciones laborales y las relacionadas con la familia. Ante tal panorama comenzó a asumirse la conveniencia de adoptar medidas que permitieran la asunción de responsabilidades familiares por parte de ambos sexos. La conciliación de la vida laboral y familiar ha estado vinculada, desde los primeros momentos, al principio de igualdad por razón de género. Dicha conexión se descubre claramente en el Tratado de Amsterdam, en las Directivas sobre igualdad o en la jurisprudencia que reconoció la discriminación por razón de sexo. A partir de finales del pasado siglo se ha ido produciendo una cierta desvinculación de la cuestión conciliatoria respecto de la de género a través, sobre todo, del contenido de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en la que se reconoce a toda persona el derecho a un permiso pagado por maternidad y a un permiso parental, y de las Directivas sobre permisos parentales. Estas normas de derecho derivado –la Directiva 96/34/CE, inicialmente, y la Directiva 2010/18/CE, más tarde– buscaron, por primera vez, un reparto equitativo de la responsabilidad en las labores domésticas y en la atención a la familia al tratar de promover que la atención de los hijos y dependientes fuera asumida y compartida por ambos progenitores. A pesar de los avances conseguidos, en los últimos años, se aprecia la voluntad de dar un paso más hacia la consecución de la equiparación de roles entre las mujeres y los hombres en la asunción de tareas familiares, a través, por ejemplo, de la integración de los padres en el cuidado doméstico y de la propuesta de medidas que van más allá de la regulación de los derechos de ausencia en el trabajo, como el interés por la utilización de jornadas más flexibles, del teletrabajo o del trabajo a tiempo parcial, así como una toma de conciencia acerca de realidades de aparición más reciente (progenitores del mismo sexo, monoparentalidad o maternidad subrogada) cuya atención está generando nuevos retos. Recientemente, en abril de 2017, la Comisión Europea ha elaborado una propuesta de Directiva sobre conciliación de la vida laboral y familiar que vendría a sustituir a la actual Directiva de permisos parentales de 2010. En términos generales, la propuesta incluye, no solo un tratamiento integrado de distintas medidas con el fin común de corresponsabilizar a los hombres y a las mujeres en la asunción de tareas vitales sino también otras medidas concretas más avanzadas en su alcance para facilitar mayores resultados en materia de conciliación. Con relación a los permisos para la atención de la familia, se ha propuesto una ampliación de la intransferibilidad de los permisos parentales o de la edad de los hijos que permite su disfrute, así como el establecimiento de nuevos permisos como el de paternidad o de personas cuidadoras. De otro lado, se han planteado medidas destinadas a incorporar mayor adaptabilidad en el entorno laboral a través de acuerdos de trabajo flexible.
This article deals with the legal treatment of work-life balance in the European Union based on the rules of original law and those of secondary law that, directly or indirectly, regulate different mechanisms that allow people to balance their work requirements and their private lives, among them Directives on equality between men and women, on maternity protection and on leaves for the care of children and relatives. Such a regulatory scenario must necessarily be supplemented by numerous contributions of the Court of Justice of the European Union to the configuration of work-life balance rights. Its work has been decisive for the establishment of important interpretive lines that have been consolidated over time and that have been enriched with successive pronouncements, fundamentally with regard to the protection of workers who have taken advantage of the corresponding permits and the promotion of balance measures aimed at both men and women.
It cannot be said that the set of provisions that regulate the principles and the different instruments that have been incorporated in the subject of work-life balance constitute a compact and harmonious body, but rather presents itself as a dispersed and dynamic set of rules that respond to diverse objectives (anti-discrimination principle, protection of female workers health, protection of the family, guarantee of absence from work, active employment policies...). Originally, work-life balance measures basically considered the situation of female workers and their need to balance their work obligations and those related to the family. In view of this situation, the convenience of adopting measures that allow the acceptance of family responsibilities by both sexes began to be taken into account. From the beginning, work-life balance has been linked to the principle of gender equality. This connection is clearly shown in the Treaty of Amsterdam, in the Directives on equality or in jurisprudence that recognized gender discrimination. Since the end of last century, the question of work-life balance has been dissociated from that one of gender discrimination through, above all, the content of the Charter of Fundamental Rights of the European Union, which recognizes that any person has the right to paid maternity leave and parental leave, and of the Parental Leave Directives. These rules of secondary law –Directive 96/34 / EC, initially, and Directive 2010/18 / EC, later– sought, for the first time, an equitable distribution of responsibility in domestic work and family care when trying to promote that the care of children and disabled peopled was assumed and shared by both parents. Despite the progress made in recent years, there is a willingness to take a further step towards achieving equal roles for women and men about housework through, for example, the integration of parents in domestic care and the proposal of measures that go beyond the regulation of leave of absence rights at work, such as the interest in having more flexible working hours, teleworking or part-time work, as well as being aware of other new situations (same-sex parents, single-parenthood or surrogate motherhood) whose attention is generating new challenges. Recently, in April 2017, the European Commission drafted a proposal for a Directive on the reconciliation of worklife balance that would replace the current Parental Leave Directive of 2010. In general terms, the proposal includes, not only an integrated treatment of different measures with the common purpose of making men and women co-responsible in the assumption of vital tasks but also other more advanced and concrete measures in their scope to facilitate better results in terms of work-life balance. With regard to the leaves for family care, an extension of the non –transferability of parental leave or the maximum age of the children has been proposed, as well as the implementation of new leaves such as paternity or carers permits. On the other hand, measures have been proposed to incorporate greater adaptability in the work environment through flexible work agreements.