El exigente mandato del XIX Congreso del PCCh - reforma del modelo económico, lucha contra la corrupción y mayor proyección exterior - explica la concentración de poder de Xi Jinping.
Desde el inicio de su mandato cinco años atrás, Xi Jinping dio claras muestras de su fuerte liderazgo. Asumió de inmediato la presidencia de la Comisión Militar Central del partido Comunista chino (PCCh), lo que su antecesor, Hu Jintao, solo consiguió en septiembre de 2004, dos años después de ser elegido secretario general. Xi puso en marcha una campaña muy enérgica contra la corrupción, siempre anunciada por sus predecesores, pero nunca acometida a fondo, y se erigió en "núcleo" del partido, título que nunca alcanzó Hu, aunque sí Jiang Zemin. Deng Xiaoping inventó este título para consolidar el liderazgo de Jiang, tras la destitución de Zhao Ziyang. Él mismo y Mao Zedong lo disfrutaron sin necesidad de proclamarlo. Contrasta la forma de ejercicio del poder de Xi con la de su antecesor, más suave y colegiada. El XIX Congreso del PCCh ha confirmado esta tendencia, reforzando aún más el poder del secretario general al añadir su nombre al legado doctrinal que cada secretario general incorpora a la Constitución del partido y modificando las normas consuetudinarias que regían la sucesión en las máximas magistraturas del partido-Estado desde Deng.
Según la tradición, la que se considera principal aportación de cada generación de la dirección colectiva se incorpora a la Constitución. Su doctrina venía formada, hasta ahora, por "el marxismo-leninismo", el pensamiento de Mao, la teoría de Deng, la "teoría de las tres representaciones" y el "enfoque científico del desarrollo" de Jiang. Los dos secretarios generales anteriores a Xi no vieron incorporados sus nombres en la Constitución, aunque sí sendas formulaciones teóricas, que aparecen como "resultado de la sabiduría colectiva del partido". Jiang promovió la "teoría de las tres representaciones", según la cual "el partido representa a las fuerzas avanzadas de la producción, las fuerzas avanzadas de la cultura y las amplias masas populares". Esta formulación sustituyó a la clásica de "obreros, campesinos y soldados", convirtiéndose en la base teórica para la admisión en el partido de los cuadros técnicos, los intelectuales (en su día descalificados por Mao como "la hedionda novena categoría") y, sobre todo, los empresarios privados, verdaderos capitalistas que se apropian de las plusvalías del trabajo de los miles de obreros asalariados que trabajan para ellos. La gran significación de esta teoría salta a la vista. A Hu se debe el "concepto científico del desarrollo", que supone el paso de un concepto meramente cuantitativo del desarrollo económico a otro cualitativo, que tiene en cuenta factores como la mejora del medio ambiente, la educación o la seguridad social, la reducción de las diferencias de renta, etcétera.
El XIX Congreso ha introducido en la Constitución el "pensamiento sobre el socialismo con características chinas para una nueva era". Xi se ve así equiparado a Mao y a Deng. El nombre de este último tan solo pasó a la Constitución después de su muerte, mientras que Xi lo logra en vida ...