En un país que sufre de corrupción sistémica, la interacción entre empresas y servidores públicos suele estar permeada por diversos actos que pueden ir desde el soborno a la captura del estado por actores privados poderosos. Es decir, la corrupción es una calle de doble vía donde gobierno y empresas se refuerzan mutuamente, incluso a través de acuerdos y negociaciones. En diversos espacios de la literatura y el debate sobre corrupción, sin embargo, se tiende a ver a las empresas como víctimas más que como participantes de este ciclo de corrupción. A través de una encuesta a empresas privadas en una ciudad mexicana y luego de un conjunto de entrevistas a profundidad en dos de ellas, este artículo muestra cómo las empresas construyen rutinas y soluciones internas que les permitan atender la demanda de soborno por parte de los servidores públicos. En otras palabras, las empresas crean procesos internos estables y organizados para pagar los sobornos como un acto normalizado. A partir de un fuerte protocolo de seguridad y anonimato, se pudo realizar un estudio empírico para aportar al debate en la literatura sobre corrupción que arguye que ésta (en este caso, en su lógica de soborno), más que ser un acto aislado de individuos, es una relación social que tiende a normalizarse y racionalizarse. Las empresas, enfrentando solicitudes de soborno construyen un proceso organizacional en el que diversos actores participan y justifican sus actos haciendo de estos procesos rutinas normales y estables para la empresa. Estos hallazgos respaldan la discusión de que para entender el fenómeno de la corrupción es necesario vincular tanto las perspectivas de los individuos corruptos como aquella que la observa como un fenómeno social de intercambios, favores y reciprocidades.
In a country that suffers from systemic corruption, the interaction between companies and public servants is usually permeated by diverse acts that can go from bribery to the capture of the state by powerful private actors. That is, corruption is a two-way street where government and companies reinforce themselves. In various areas of the current literature on corruption, however, companies tend to be seen as victims rather than as participants in this cycle of corruption. Through a survey of private companies in a Mexican city and after a series of in-depth interviews in two of them, this article shows how companies build routines and internal solutions that allow them to meet the demand of bribery from public officials. In other words, companies create stable and organized internal processes to pay bribes as a normalized act. Thanks to a strict security and anonymity protocol this empirical study could be made and offer evidence to contribute to the debate in the literature on corruption that argues that corruption (in this case, in its bribery logic), rather than being an isolated act of individuals, is a social relationship that tends to become normal and rational. Companies, facing requests for bribes, build an organizational process in which diverse internal actors participate and justify their actions, making these processes normal and stable routines for the company. These findings support the argument that in order to understand the phenomenon of corruption, it is necessary to link both the perspectives of the corrupt individuals and the one that observes it as a social phenomenon of exchanges, favors and reciprocities.