El presente artículo ofrece una visión crítica de las reformas del Gobierno del Reino Unido relativas a las prestaciones previstas en el marco del denominado Crédito Universal. Se dice que el Crédito Universal está destinado a fracasar a causa de la política que especifica el modo de prestar estos servicios (digitalizados por omisión). Los autores afirman que se ha permitido que el concepto de producción en serie se infiltre de manera discreta pero ubicua en la gestión de los medios por los que el Gobierno pretende conseguir el objetivo de la política de valorización del trabajo. Siguiendo el método Vanguard de Seddon, se analiza un ejemplo práctico de cómo unas autoridades locales concibieron un mejor servicio de los subsidios a la vivienda. Los resultados de este servicio incluyen la posibilidad de tratar un 50 por ciento más de solicitudes con menos recursos en la mitad del plazo oficial. Por último, el artículo destaca la necesidad de desarrollar una política mayormente basada en pruebas.