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Manuel Villoria Mendieta 
La buena administración sería, entre otras cosas, la que democratiza la Administración y es receptiva, responsable y catalizadora de la energía cívica de su sociedad. También es una administración que se preocupa de la imparcialidad en la gestión, de la eficacia y de la eficiencia, pero como instrumentos hacia la mejora de la calidad de la democracia y no como fines en sí mismos. Y una democracia de calidad es aquella que intenta hacer plenamente reales los valores y principios en que se fundamenta este régimen, en esencia, los derechos humanos y la soberanía del pueblo. Por todo ello, la buena administración debe ser consciente de que existe una ética de fines —hacer reales los principios de la ética pública, en esencia, los procedimientos democráticos y los derechos humanos— y una ética de medios que trata de auxiliar a que esos principios sean eficazmente trasladados a la realidad política y social de nuestra época.
A boa administración sería, entre outras cousas, a que democratiza a Administración e é receptiva, responsable e catalizadora da enerxía cívica da súa sociedade. Tamén é unha administración que se preocupa da imparcialidade na xestión, da eficacia e da eficiencia, pero como instrumentos de cara á mellora da calidade da democracia e non como fins en si mesmos. E unha democracia de calidade é aquela que intenta facer plenamente reais os valores e principios nos que se fundamenta este réxime, en esencia, os dereitos humanos e a soberanía do pobo. Por todo iso, a boa administración debe ser consciente de que existe unha ética de fins —facer reais os principios da ética pública, en esencia, os procedementos democráticos e os dereitos humanos— e unha ética de medios que trata de auxiliar a que eses principios sexan eficazmente trasladados á realidade política e social da nosa época.
A good Administration should be one that, among other things, democratises the Administration and is receptive and responsible, and which acts as a catalyst to the civic energy of society. It should also be an Administration that concerns itself with ensuring impartiality in its management, efficacy and efficiency, although as instruments which seek to improve the quality of democracy, and not as ends in themselves. A quality democracy is one which actively seeks to make the values and principles in which the system is founded real, in essence, to fully ensure human rights and the sovereignty of the people. In order to do so, a good Administration should be conscious that there is an ethical purpose –to make the principles of public ethic more real - essentially, democratic procedures and human rights - and an ethic of resources that seeks to ensure that these principles are efficiently translated into the social political reality of our times.
