Desde más de dos décadas, la cuestión de una acción feminista basada en identidades culturales y/o religiosas produce un debate muy intenso entre las corrientes inscritas en la tradición ilustrada y aquellas afines a posturas más posmodernas, como es el caso del feminismo multiculturalista, poscolonial o posorientalista. Dichos debates ponen de manifiesto lo que la feminista estadounidense I.M. Young llamó el «dilema de la diferencia», es decir, la articulación de una agenda común para las mujeres a pesar de las diferencias que nos atraviesan. Como clave para el debate, propongo analizar desde una perspectiva crítica orientada hacia su modus operandi, algunas de las propuestas teóricas de dichas corrientes para pensar en términos de sus posibilidades para una acción emancipatoria feminista.