Desde 2014, Brasil vive al ritmo de las revelaciones relativas a un escándalo de corrupción sin precedentes. Al contrario que Dilma Rousseff, destituida –equivocadamente– en 2016, el actual presidente Michel Temer, de cuya culpabilidad realmente ya no quedan dudas, ha escapado de la Justicia por ahora. Muchos países de la región estarían implicados. En el centro de uno de estos casos, el grupo industrial Odebrecht.