Manuel Muela Martín-Buitrago
Los bancos capitalizados con dinero público durante la crisis, tras haber saneado sus balances- traspasando al banco malo, SAREB, los activos más dañados-, tienen solvencia sobrada, así como liquidez y capacidad para cumplir con su función en un momento en el que la economía española parece salir de los infiernos de la crisis y necesita del crédito para que la evolución inmediata sea consistente. Parece oportuno plantear qué papel debería desempeñar el Estado como acompañante cualificado del sector privado para estimular proyectos crediticios de alcance nacional, sobre todo si llega el momento de dar nuevos aires a las políticas públicas tan arrinconadas por mor de la crisis.