En diciembre de 2000 había en España 895.720 residentes extranjeros con el permiso en vigor. De ellos 475.846 estaban incluidos en el Régimen General, y los cuatrocientos veinte mil restantes se hallaban instalados en el Régimen Comunitario. Esos novecientos mil extranjeros apenas significaban el 2,2% de los habitantes de España en esa fecha. Pero durante el año 2000 se desarrolló una amplia regularización en la que afloraron 246.392 indocumentados, de los cuales 138.490 habían sido legalizados al finalizar el año. De modo que hay que añadir los regularizados hasta esa fecha al stock de residentes, lo que da un total de 1.034.210 extranjeros en situación legal, es decir, el 2,6% del total de la población. Es preciso subrayar el contraste entre el importante volumen de solicitantes de regularización entre marzo y julio de 2000 y el incremento anual de 94.391 extranjeros que se produjo ese año por la "vía regular". Aunque desde luego no cabe confundir la aparición estadística de estas personas indocumentadas con la fecha de su entrada real en España, parece razonable concluir que son inmigrantes de llegada reciente, lo que constituye una prueba más de la aceleración de los flujos extracomunitarios durante los últimos años.