Un fantasma vuelve a recorrer Europa y, aunque esta vez, en los inicios del siglo XXI, no sea el mismo que anunció el escritor de Tréveris siglo y medio atrás, sí que está emparentado con aquél. El fantasma del miedo. El miedo al "otro", que va unido a un fenómeno, tan viejo como la Humanidad, llamado migración. Es bien cierto que en Europa el argumento demográfico debiera atemperar ese miedo, pero un argumento racional, susceptible, además, de cuantificación, difícilmente sirve para erradicar un sentimiento tan irracional como efectivo. Por otra parte, los argumentos demográficos, en general, han servido de poco a la hora de influir en las políticas, pues, mientras la demografía, es decir, los comportamientos demográficos, trabajan lentamente, aunque de forma inexorable, la política suele estar tocada por la urgencia. Dentro de la política, aquello que es urgente suele imponerse a lo importante.