El tema de la migración entre Marruecos, de una parte, y España y la Unión Europea, de otra, es una cuestión de gran magnitud y preocupación, un asunto problemático y permanentemente al orden del día. Es un tema delicado, multidimensional y espinoso, objeto a menudo de confusión. Para ser aprehendido objetivamente, no necesita una mentalidad diabólica o una actitud victimista, de encantamientos y lamentaciones, sino de una visión crítica y de muchos matices, de discernimiento y vigilancia intelectual para no convertirlo en un obstáculo en las relaciones entre las dos riberas del Mediterráneo, hasta el punto de hipotecar el futuro y de crear tensiones entre Estados difíciles de superar.