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Jaume Garau Salas
La historia de Palma ha estado marcada por su ubicación estratégica en el Mediterráneo occidental.
Intersección de muchas culturas entre el norte y el sur, entre el este y el oeste, siempre ha sido un lugar privilegiado para el comercio.
En el siglo XXI sigue jugando este papel. Ahora en el campo del turismo en sus múltiples y diversas formas .Ya desde los años 80 se inició un crecimiento medioambientalmente insostenible del aumento del nombre de turistas debido a la expansión de plazas hotelera. En los últimos años se ha hecho socialmente insostenible debido al turismo de cruceros y el turismo de alquiler de vivienda residencial. El incremento del turismo ha ido estrechamente relacionado con el incremento del negocio inmobiliario para la venta de casas a extranjeros, normalmente procedentes del norte de Europa.
Todo ello amenaza en transformar la ciudad y convertirla en un objeto de negocio, ya sea turístico o inmobiliario. Frente a ello, diversos colectivos trabajan para reorientar este crecimiento hacia una ciudad para vivir, una ciudad con turismo pero no turística. Nuestro colectivo es uno de ellos y propone en este artículo un conjunto de medidas para un turismo más sostenible.
