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Angélica Arias Benavides
La gestión del patrimonio cultural en Quito tiene una historia de más de 75 años que va desde la primera intención normativa para preservar su Centro Histórico, pasando por la creación de la Comisión del Centro Histórico hace 50 años; su incorporación a la Lista de Patrimonio Mundial de UNESCO, hace 38 años y la institucionalización del cuidado del patrimonio de Quito a través de la creación, hace 30 años, del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural (FONSAL) hoy Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), como entidad local especializada.
Este aprendizaje, que se inició con acciones emprendidas desde el siglo pasado, muchas veces sobre la base de decisiones motivadas por una profunda convicción de sus habitantes pero carente de fundamentos teóricos, se ha ido institucionalizando paulatinamente hasta lograr que la conservación y gestión del patrimonio cultural, cuenten con una base normativa y teórica reflejada en instituciones sólidas con equipos altamente calificados de especialistas en materia de evaluación y puesta en valor del patrimonio cultural de la ciudad.
Junto a los procesos normativos y la política de los gobiernos locales y nacionales, la sostenibilidad de la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural depende en gran medida del empoderamiento de la población y de las estrategias que se implementen en cada gobierno local para que esta práctica se convierta en una política independiente, conocida y asumida por la comunidad, para de esta manera lograr un sistema en el que la corresponsabilidad se convierta en la regla.
