Alfonso Ramos Covelo, Nuria Campos Díaz
El proceso de recuperación integral que vive en la actualidad el casco antiguo de Vigo no tiene vuelta atrás y sus frutos empiezan a ser visibles. La degradación, el abandono, la despoblación y la marginalidad que durante décadas lo caracterizaron ahora dejan paso a la merecida recuperación de esta zona.
La población del centro histórico estaba en pleno apogeo en la primera mitad del siglo pasado, pero poco a poco, esta tendencia comenzó a cambiar. Las últimas décadas del siglo XX fueron desastrosas para la supervivencia del centro histórico de Vigo. La población aquí comenzó a caer rápidamente, quedando las edificaciones vacías y en un proceso de degradación paulatino, donde los grupos socialmente excluidos encontraron un buen lugar para vivir.
Esta situación de marginalidad se hizo más visible en la parte superior del antiguo barrio que ocupa la totalidad de la emblemática calle Ferrería, San Sebastián, Subida ao Castelo y Abeleira Menéndez. Es precisamente en esta zona donde existía un mayor deterioro de los inmuebles.
Estas dos áreas claramente diferenciadas del centro histórico también cuentan con la barrera geográfica de la Calle Elduayen.
El centro histórico de Vigo tuvo que esperar la llegada del siglo XXI para sumergirse en un proceso de recuperación y rehabilitación irreversible en que las administraciones públicas unen esfuerzos para devolver a los vigueses un centro histórico del que estar orgullosos. Vigo no sólo recupera sus señas de identidad, sino que también aumenta el turismo y ofrece una alternativa de vida para los nuevos residentes.