Alejandra Porto
El aumento progresivo de la existencia de códigos de conducta, en todos los ámbitos de nuestro entorno, es un hecho. Mediante el presente trabajo se pretende demostrar que, pese a la opinión contraria mayormente extendida, sí cabría la posibilidad de que el consumidor reclamase el cumplimiento de un código de conducta ante los tribunales, con apoyo en la ley. También señalaremos la relación existente entre estos códigos, y los distintivos que los acompañan, con las formas de captación de la voluntad del consumidor, de modo que su incumplimiento representaría una publicidad engañosa de cara al mismo, y una maniobra de competencia desleal de cara a los restantes competidores en el mercado.