Durante el próximo quinquenio, 53 de los 58 reactores del parque atómico francés superarán los cuarenta años de funcionamiento. ¿Habrá que prolongar su explotación más allá de la duración prevista durante su concepción, reemplazar estas centrales por una nueva generación o abandonar progresivamente la energía nuclear? La constructiva historia de una pieza esencial del dispositivo de seguridad plantea algunas cuestiones sobre las decisiones futuras.