Serge Halimi
La primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, el 23 de abril, opondrá a once candidatos con opiniones muy diversas. Este pluralismo se ha visto eclipsado, en parte, por los procesos judiciales y por el espacio que los medios de comunicación han dedicado al incesante baile de encuestas. No obstante, la percepción de la naturaleza profundamente antidemocrática de las instituciones francesas y europeas conquista las mentes. Pese a todo, la traducción, en términos electorales, de esta nueva conciencia puede verse desviada por la trampa de un “voto útil” que elegiría como oponente de la extrema derecha a un adorador de la globalización.