Rafael Vázquez García , María Sánchez Fernández
La pretendida falta de emocionalidad en los juicios políticos derivados del uso de la razón ilustrada ha supuesto la generación de un contexto biopolítico que ha tasado todo el orden conocido entre lo racional y positivo y (frente a) lo irracional y despreciado. En este segundo orden de irracionalidades se han depositado, en situación de marginalidad, de “lo otro”, todos aquellos discursos y comunidades apartados del patronímico de referencia: el hombre blanco occidental ilustrado. En el siguiente trabajo exponemos cómo a través de la construcción de este discurso hegemónico, de raíz premoderna pero intensificado por la narrativa ilustrada, se ha pretendido naturalizar un orden asimétrico en la relación entre especies, que denominamos especismo. Este especismo, sostenemos, no es sino una derivación más del androcentrismo como discurso dominante que se expresa en otras marginalidades como el patriarcado, el racismo, el clasismo o el capacitismo.
The alleged lack of emotionality in political judgments derived from the use of enlightened reason has led to the generation of a biopolitical context that has assessed the entire order known between the rational and positive and (versus) the irrational and despised. In this second order of irrationalities, all those discourses and communities that are isolated from the reference patronymic (the white man in modernity period), have been located in a situation of marginality. In the following work we show how through the construction of this hegemonic discourse, premodern but intensified by the enlightened narrative, has been tried to naturalize an asymmetric order in the relation between species, which we call speciesism. This speciesism, we maintain, is but a derivation of androcentrism as a dominant discourse that is expressed in other marginalities such as patriarchy, racism, classism or capacitism.