Cada vez que se produce un siniestro, generalmente cubierto por un seguro, obligatorio y/o voluntario, la aseguradora de turno busca inmediatamente cualquier excusa para no indemnizar a la víctima, alegando muchas veces la falta de prueba de los daños en relación al accidente producido; que es cosa bien distinta de la existencia de los mismos, que normalmente no se cuestiona.