Ely Alfonso Aquino Pineda
Toda comunicación conlleva una carga emocional, esto implica que, en cada interacción humana, existe un intercambio gradual de emociones que afectará las respuestas recibidas y moldeará las relaciones interpersonales y colectivas del individuo en sociedad. En las organizaciones del siglo XXI, el coeficiente emocional del talento ha ganado espacios sobre el coeficiente intelectual, siendo el primero la clave de las relaciones, la base de la cultura y el cimiento de las comunicaciones corporativas.