En menos de cuarenta años, la población vietnamita ha experimentado una mejora en su nivel de vida. El hambre ha desaparecido, los jóvenes están conectados a las redes sociales, las familias ven series surcoreanas o japonesas... No obstante, las condiciones laborales siguen siendo muy duras y la economía depende cada vez más del exterior. La esperanza del Gobierno de establecer una asociación privilegiada con Estados Unidos corre el riesgo de no hacerse realidad.