¿Cuáles son las fuentes y los focos de la amenaza yihadista para Europa Occidental? ¿En qué medida tiene una dimensión interna además de su dimensión externa? ¿Cómo combatir con eficacia la amenaza yihadista y hacer menos vulnerables a las sociedades europeas? La amenaza del terrorismo yihadista - cuya práctica se justifica desde una visión fundamentalista y belicosa del credo islámico que se conoce como salafismo yihadista - existe en Europa Occidental desde el inicio de la década de los noventa del siglo XX. Pero los procesos de radicalización y reclutamiento asociados con esa amenaza nunca antes han sido tan extensos e intensos en las sociedades europeas como lo son ahora. Cuando el terrorismo yihadista es un fenómeno global en auge desde 2011, año en que se iniciaron las revueltas en algunos países árabes que han extendido los conflictos y la inestabilidad a buena parte del mismo, su amenaza alcanza en Europa Occidental el mayor nivel de la última década.
Fuentes y focos de la amenaza En la actualidad, las fuentes genéricas de la amenaza yihadista en Europa Occidental son dos: por una parte, el denominado Estado Islámico (EI); por otra, Al Qaeda y sus ramas o entidades afines. Hasta 2013 fue una amenaza directa o indirectamente relacionada con Al Qaeda, organización formada en 1988 y que durante unos 28 años se mantuvo como la única matriz del yihadismo global. Pero desde 2014 la amenaza de terrorismo yihadista en Europa Occidental procede asimismo de EI, constituido a partir de lo que con anterioridad fue la rama iraquí de Al Qaeda, si bien ahora se presenta como matriz alternativa y rival de la misma por la hegemonía del yihadismo global.
El primer atentado con víctimas mortales en Europa Occidental asociado al yihadismo global ocurrió el 25 de julio de 1995 en París, cuando miembros del Grupo Islámico Armado (GIA), de origen argelino y entonces vinculado con Al Qaeda, mataron a ocho personas e hirieron a más de 100 en un céntrico ramal de la Réseau express regional (RER). Trenes de Cercanías fueron asimismo blanco de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, preparados y ejecutados por integrantes de una red terrorista que tuvo tres componentes: el inicial, constituido por integrantes de la célula que Al Qaeda fundó en España en 1994 y que no fueron detenidos cuando se desmanteló en noviembre de 2001; otro introducido por el Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM); y, finalmente, el correspondiente a una banda de delincuentes comunes radicalizados. Esta célula en España estuvo vinculada con el mando de operaciones externas de Al Qaeda. Los atentados de Madrid causaron 191 muertos y más de 1.800 heridos.
La implicación de Al Qaeda quedó asimismo de manifiesto en los atentados que, el 7 de julio de 2005, produjeron en Londres 56 muertos y más de 500 heridos. Diez años después, a lo largo de 2015, Ayman al Zawahiri, emir de Al Qaeda desde que Osama bin Laden fue abatido por fuerzas especiales estadounidenses en su escondite pakistaní de Abbottabad en mayo de 2011, apeló en varias ocasiones a "trasladar la batalla al propio hogar del enemigo", con especial mención los países de Europa Occidental.