El 16 de mayo de 1916, París y Londres se dividieron las provincias otomanas de Oriente Próximo. Ni el Estado árabe ni la patria judía aparecían en el Acuerdo Sykes-Picot, cuyo trazado creó conflictos aún vivos de fronteras, de legitimidad y de frustración histórica.
Durante la Primera Guerra mundial Londres utilizó una calculada ambigüedad para ampliar su presencia en Oriente Próximo y en la ruta hacia India. En 1915, Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia), agente de los servicios secretos británicos, y el alto comisario británico en El Cairo, sir Mac Mahon, prometieron al emir hachemí de La Meca, Hussein - trigésimo octavo descendiente del Profeta y guardián de los Lugares Santos - , el reconocimiento de una entidad árabe independiente si se rebelaba contra el Imperio otomano aliado de los imperios centrales. Sir Mac Mahon azuzó el resentimiento de Hussein contra Estambul, recordando que el Califato no estaba en manos árabes. La revuelta se inició el 5 de junio de 1916 en Hedjaz y tuvo un papel destacado en la campaña del general británico Edmund Allenby y en la ocupación de Bagdad (1917) y Damasco (1918).
En noviembre de 1917, el ministro de Asuntos Exteriores británico, Arthur James Balfour, comunicaba a la comunidad sionista de Londres que "el gobierno de Su Majestad contemplaba favorablemente el establecimiento de una patria nacional para el pueblo judío en Palestina". Un mes después, Allenby entraba en Jerusalén y, al año siguiente, una ofensiva franco-británica ocupaba el litoral de Palestina.
Sin embargo, entre noviembre de 1915 y marzo de 1916 británicos y franceses mantuvieron reuniones secretas para repartirse las provincias otomanas de Oriente Próximo. El diputado conservador británico sir Mark Sykes y el excónsul francés en Beirut Charles François Georges-Picot trazaron sobre un mapa una línea que unía Acre (Palestina) y Kirkuk (Irak): el norte sería para Francia; el sur, para Reino Unido. El 16 de mayo de 1916 se firmaba el acuerdo secreto de Sykes-Picot que dividía las provincias otomanas de Oriente Próximo en cinco zonas: una bajo control francés y otra británico; dos bajo influencia francesa y británica respectivamente, y una quinta en Palestina bajo control internacional. Inicialmente también participaba Rusia, que recibiría Estambul, los estrechos turcos y Armenia, pero tras la Revolución de Octubre el acuerdo fue denunciado por los diarios Izvestia y Pravda el 23 de noviembre de 1917 y, tres días después, por el británico The Manchester Guardian.