Es indudable e irrefutable que la democracia es el mejor sistema de gobierno que existe en el mundo occidental y que gracias a ella, la libertad de expresión permite incluso cuestionarla y ponerla en la balanza de la justicia. De igual manera, la bioética nacida en el mundo de las ciencias biológicas y de la salud, ha trascendido a las humanidades y la sociedad ha tomado consciencia de que vivimos en un planeta no renovable. Sin embargo, no podemos pasar por alto que tanto la democracia como la bioética no han nacido del populus, sino de una élite que sueña un mundo mejor de acuerdo a sus sueños y no los de la gran mayoría de las personas comunes y corrientes.
It is indubitable and irrefutable that democracy is the best government system that exists in the occidental world and that thanks to it, freedom of expression allows to even question it and put it on the justice balance. Similarly, bioethics born in the world of biological and health sciences, has transcended to the humanities and society has become aware that we live in a nonrenewable planet. However, we cannot overlook that both democracy and bioethics are not born from populous, but from an elite who dreams of a better world according to their dreams and not those of the vast majority of ordinary people.