La sentencia del TJUE de 16 de junio de 2016 en el asunto C-12/15 no supone una innovación en su jurisprudencia acerca de la concreción del lugar del hecho dañoso a efectos de la determinación de la competencia judicial internacional. Bien al contrario, la sentencia reitera los pronunciamientos anteriores del TJUE en los que afirma la irrelevancia de los daños indirectos, derivados de uno inicial acaecido en otro Estado, para justificar tal atribución de competencia. Hubiera sido una buena ocasión para que el TJUE cuestionara de manera expresa la utilidad de la regla de la ubicuidad en el caso de los daños meramente patrimoniales, en los que identificar un resultado dañoso relevante geográficamente d i s o c i a d o d e l c o m p o r t a m i e n t o g e n e r a d o r d e l d a ñ o r e s u l t a extremadamente complejo, si no imposible
The decision of the CJUE in case C-12/15 does not change the case law concerning the determination of the place where the harmful event occurred in order to establish the jurisdiction of the courts of a Member economic damages, where the identification of a place of the damage different to that where the events giving rise to the loss occurred is extremely difficult, if not impossible State. The decision is in the line of prior ones, where the CJEU affirms that indirect damages are of no relevance to that end. The CJEU has missed the opportunity to question the ubiquity rule in the case of merely