Paolo Cossarini , Roberto García Alonso
Hoy en día, el auge del populismo, tanto de extrema derecha como el aumento de los movimientos de protesta de izquierda, pone las emociones en la escena, y el conflicto político aparece controlado por pasiones, tales como miedo y rabia. En este contexto cabe preguntarse ¿deberían las pasiones y emociones jugar algún papel en la legitimidad de la política democrática? Este artículo explora los problemas de estas emociones en la teoría y la práctica de la democracia. En primer lugar, se analiza el papel de las emociones en el escenario político actual, en particular el papel que desempeñan en los movimientos populistas; en segundo lugar, se emprende la búsqueda de una solución fuera de los límites de una comprensión estricta de los criterios democráticos deliberativos. El resultado es un replanteamiento completo de las posibilidades de la democracia deliberativa, una interpretación que abandona la búsqueda de la perfección en una sola institución, y apuesta por una comprensión más dialógica de la teoría deliberativa.
Nowadays, the revival of extreme right-wing populism as well as the increase of protest movements brings the emotions to the forefront. The political conflict seems then to be controlled by passions such as fear and rage. In this context it is worth asking if passions and emotions should play a role in the democratic political legitimacy. This article explores the problems of emotions in the democratic theory. First, we stress the role of emotions in the political scene today, particularly their role in the populist movements. Secondly, this paper advances some suggestion for a solution beyond a strict understanding of the criteria of deliberative democratic theory. The result is a new perspective of the possibilities of the practice of deliberative democracy, one which abandons the search for perfection in only one institution, and looks instead to a more dialogical understanding of deliberative theory itself.