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En La enfermedad y sus metáforas, la escritora estadounidense Susan Sontag hacía en 1977 un llamamiento para que se liberaran las enfermedades graves, en especial el cáncer, de la profusión de imágenes nocivas que se les asocian. Cerca de cuarenta años después sigue intacta la pertinencia de sus palabras. Los discursos sobre el cáncer vehiculan de manera recurrente metáforas que evocan la guerra, el carácter asocial o la locura. Aunque entendemos cada vez mejor los mecanismos del desarrollo tumoral y que la Oncología puede aspirar a convertirse en una medicina de precisión, es indispensable proceder a un análisis crítico de esas representaciones. Ya que distorsionan la concepción que el público se forma de esta enfermedad, alteran la percepción de los pacientes e influyen en las estrategias terapéuticas y las políticas de sanidad pública.
