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El artículo analiza la evolución demográfica de México en el contexto de la dinámica económica en el período de 1950 a 1995. A partir de la revisión del comportamiento de los principales indicadores demográficos y económicos para el caso de nuestro país, se plantea que los altos ritmos de incremento poblacional no siempre conducen a efectos regresivos en el desarrollo económico. Asimismo, la experiencia reciente indica que la sola presencia de tasas moderadas de crecimiento demográfico no asegura un crecimiento demo gráfico. Lo anterior pone en tela de juicio el argumento que sostiene que los principales factores que dan origen a los problemas económicos actuales de México, son de orden demográfico. Por ello, la orientación fundamental de la política de población en los últimos años de incidir en la fecundidad para adecuar la dinámica demográfica a las metas económicas, debe ser concebida como un elemento que coadyuve a aminorar las presiones futuras en la demanda de servicios. En este sentido, se establece que éste es sólo un aspecto dentro de una gran diversidad de desafíos que se deben encarar para responder a los desajustes originados por el modelo de desarrollo adoptado.
