En 2012, el gobierno argentino expropió el 51% de las acciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), de propiedad de la empresa española Repsol. La medida, según el gobierno de la entonces presidenta Cristina Fernández, buscaba retomar el control estatal de la petrolera para asegurar el autoabastecimiento energético del país. Meses antes, Repsol había descubierto enormes reservas de hidrocarburos no convencionales en el yacimiento Vaca Muerta, que ahora serían explotados por el Estado. Sin embargo, la reacción de la comunidad internacional y de potenciales nuevos inversionistas ante el carácter discriminatorio de la medida, obstaculizaron la llegada de capitales frescos. Ante la falta de recursos y tecnologías propias para explotar Vaca Muerta, el gobierno argentino revirtió nuevos controles sobre la inversión extranjera, pagó compensaciones pendientes establecidas en laudos anteriores, acordó una indemnización con Repsol por fuera de su propia legislación y ofreció generosas concesiones a la petrolera estadounidense Chevron para que esta invirtiera en los nuevos yacimientos.
In 2012, the government of Argentina expropriated 51% of the shares of the oil company YPF belonging to the spanish corporation Repsol. The measure, according to the government of then President Cristina Fernández, sought to resume State control over the oil and gas company as a way to guarantee the country’s energy self-sufficiency. Months earlier, Repsol had discovered enormous reserves of shale gas and oil in Vaca Muerta, which would now be exploited by the State. However, the reaction of the international community and potential new investors in light of the discriminatory nature of the expropriation obstructed the arrival of fresh capital. Given Argentina’s own lack of resources and technology to exploit Vaca Muerta, the government reverted new controls on foreign investment, paid compensations due from earlier arbitral judgments, agreed on compensation for Repsol bypassing its own legislation and offered generous concessions to seal a contract with U.S.-based Chevron Corporation to invest in the new fields