Las elecciones del 20-D han supuesto un antes y un después en la democracia española, no solo por el resultado de las urnas. También por el estilo de la campaña electoral. Lo que se ha dado en llamar “americanización de la campaña” nos ha deparado sorpresas inimaginables hace unos años.
El telediario ha perdido relevancia, y la información no ha sido el trofeo buscado por los medios: estos han preferido decantarse por la comunicación en detrimento de la noticia, y por la humanización de los candidatos.
En esa operación unos y otros se han beneficiado los medios han ganado en audiencia y han facturado a altos precios los minutos publicitarios; y los políticos han conseguido llegar a los electores desde las categorías humanas y no desde las categorías políticas.
The 20-D elections are a milestone in the Spanish democracy, not only by the outcome of the polls. Also by the campaign style. What has been called “the campaign americanization” he has given us unimaginable surprises a few years ago.
The news has lost relevance, and the information has not been the trophy sought by the media: they have preferred to opt for communication to the detriment of the news, and the candidates humanization.
In this operation each other have benefited: the media have gained an audience and have high prices charged to advertisers minutes, and politicians have managed to reach voters from human categories and not from de political categories.