En este relato, la artista y escritora libanesa Nadine Abou Zaki recrea el escenario de la guerra que enfrentó a Israel y Hezbolá. La historia, que se desarrolla en Beirut, se nos cuenta a través de los ojos de varios personajes: la narradora, su hijo de tres años, sus padres, sus amigos Hania y Raghed... Distintas voces que muestran las múltiples formas de afrontar el dolor, el miedo y la incertidumbre de la guerra; una guerra mucho peor que la de 1982, según Raghed, que perdió entonces a su padre. La narración nos enseña que, pese al caos, la violencia y las bombas, el alma humana puede vivir en paz si está estrechamente unida a su tierra, ligada a su pueblo. Y si nuestra alma siente nostalgia de ese arraigo, es capaz de volver, aunque sea separada del cuerpo, para despedirse, ajustar cuentas y buscar la paz que no encontró en el momento oportuno.