Túnez, país de tradiciones y civilizaciones, dispone de un patrimonio cultural, un fondo artístico y artesanal, tan rico como variado. Las huellas patrimoniales, tangibles e intangibles, dejadas por las distintas civilizaciones que se han sucedido en el país constituyen una auténtica riqueza y un potencial cultural que indiscutiblemente se pueden considerar un bien mueble. Los dedos del artesano y la artesana tunecinos perpetúan hoy la memoria colectiva y siguen modelando la materia según formas forjadas por siglos de historia y cultura. El producto artesanal tunecino, uno de los más importantes ejes de la política nacional de desarrollo, participa, pese a sus dificultades, en la diversificación de las actividades económicas y la valorización de los recursos de las regiones. Las mujeres son quienes, pese a presiones de todo tipo, suelen estar en posesión del saber hacer tradicional, perfecta ilustración de la memoria colectiva. Son ellas quienes conservan, perpetúan y transmiten a las jóvenes generaciones un patrimonio cultural e identitario que, por desgracia, en la actualidad languidece y se halla en peligro de extinción debido a su carácter intangible e inmaterial.