En Irán, la poesía constituye un patrimonio inmaterial riquísimo y único, un bien precioso del que son conscientes sus habitantes desde niños. La poesía es un modo de existencia, una manera de relacionarse y concebir el mundo, una acción política y un acto de poder. De entre la tradición persa, hay que destacar la figura, rodeada de misterio, del poeta Hafez (1320-1389), cuya obra Diván, a través de sus tensiones, contrastes y ambigüedades, refleja el día a día en el que conviven los iraníes desde hace tiempo. La poesía de Hafez contiene asimismo una lectura mística, en el sentido de que busca la unión con lo divino. Esta lectura bebe de la tradición neoplatónica, compartida por las tres grandes religiones. Así pues, es fácil encontrar paralelismos entre los versos de Hafez y los de los místicos españoles como Teresa de Jesús o san Juan de la Cruz. El lenguaje poético neoplatónico se basa en la alegoría y aspira a hacer visible lo conceptual, como un ejercicio de autoconocimiento que se re-crea una y otra vez a través de la memoria.