El historiador Benjamin Stora, nacido en Constantina, explora en este relato su propia historia y nos cuenta su mundo, su infancia judía en esta ciudad argelina que tuvo que abandonar el 16 de junio de 1962 por causa de la guerra. Su universo da un vuelco y se instala definitivamente en Francia con su familia. En ese momento tiene doce años. Cuando mucho más tarde, en 1983, regresa a Constantina, su padre le pide que vaya a visitar la tumba de su abuelo, pero no la encuentra. Hasta 1985, tras la muerte de su padre, no encontrará esa tumba, símbolo de su propia historia.