La península de Istria ha sido hogar de infinidad de pueblos, culturas y religiones. Ha formado parte de la república de Venecia, del Imperio austrohúngaro y de Yugoslavia. En su heterogeneidad histórica, cultural y social reside la esencia de su alma, que es la esencia misma del Mediterráneo. Istria puede presumir de una identidad única que a la vez comparte con varios pueblos: igual de istriano es el anfiteatro romano de Pola que sus palacios vénetos y los minaretes de las mezquitas; igual de istriana es la historia vinculada a los austrohúngaros que la huella de los italianos, e igual de istrianos son los italohablantes de la costa que los eslavos del interior. Actualmente, una parte de Istria está empeñada en resarcir lo que la estrecha cosmovisión de los nacionalismos (de ambas orillas del Adriático) le infligió en el pasado a este lugar, e intenta hacer valer uno de los muchos aspectos de su poliédrica identidad.