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El tejido empresarial español ha sufrido importantes oscilaciones, con un periodo de expansión intenso hasta 2008, seguido de una fase de aguda destrucción de empresas hasta 2014. Afortunadamente, por primera vez desde la crisis, en 2015 se crearon empresas en términos netos. Con todo, la forma en la que el tejido empresarial se está recuperando deja abiertos algunos interrogantes.
En primer lugar, está aumentando con fuerza el número de autónomos mientras que el número de sociedades anónimas sigue cayendo y el de sociedades limitadas se recupera muy lentamente, lo cual apunta a un efecto sustitución en la organización del trabajo. En segundo lugar, el número de empresas españolas que realizan innovaciones, tanto tecnológicas como no tecnológicas, un vector clave para potenciar la competitividad del país, está en caída libre entre 2008 y 2014. Distintos trabajos recientes abordan desde una perspectiva amplia los diversos problemas económicos, a menudo interrelacionados entre sí, que afectan a España y lastran su productividad y crecimiento, al tiempo que proponen medidas para abordarlos. El presente artículo presenta algunas de estas propuestas que pueden ser más relevantes para fortalecer el tejido empresarial español.
