Jairo Clavijo Poveda, Andrés Felipe Ramírez Rodríguez
Este artículo presenta un desarrollo metodológico autoanalítico que conscientemente buscó alejarse de la ilusión autobiográfica que se manifiesta en muchas autoetnografías, en las que la fuerza de la experiencia, el protagonismo del yo y, de la memoria propia, anulan cualquier posibilidad crítica. Siguiendo a Pierre Bourdieu y Bernard Lahire, se parte de la identificación del campo académico y de nuestra ubicación en él y, desde esta condición de posibilidad se adelanta la reflexión sobre el autoanálisis y se focaliza posteriormente en el tema de la aphrodisia. El rumbo que tomó la investigación llevó al terreno naturalizado de la formación de la masculinidad. El ejercicio apostó por la objetivación del indiferenciado sociólogo o antropólogo, que suele permanecer anónimo en cuanto sujeto social en el proceso de investigación de “el otro”. Se trató aquí de convertirse en “un otro”, y de observarse y examinarse con las herramientas sociológicas y antropológicas que utilizamos para estudiar a los demás “otros”. Más que una coautoría, este artículo resulta de la complicidad profesor y estudiante-investigador, en un ejercicio en el que esta relación académica cumple un papel fundamental en la regulación del análisis, en el manejo riguroso de los datos y en la escritura. El documento contiene dos partes: en la primera se plantean las cuestiones metodológicas, y en la segunda, el estudiante-investigador pone a prueba las herramientas sobre sí mismo. En este sentido, el primer nivel de la objetivación es el campo académico, desde el cual fue posible pensar la formación de una masculinidad heterodoxa, mediante el distanciamiento a priori de posiciones intelectualistas, ya que podrían terminar convirtiéndose en intelectualocentristas, como advierte el propio Bourdieu. Este marco permitió identificar la formación de la masculinidad particular como un habitus laminado entre diferentes fuerzas sociales, en el cual se desencadena el gusto por la transgresión de los espacios físicos, sociales y corporales como fuente central de la aphrodisia.