Las recientes reformas latinoamericanas en el ámbito de la comunicación reconfiguran el rol y los desafíos de los medios populares, alternativos y comunitarios. El presente trabajo, basado en dos investigaciones de tipo cualitativo, una en Argentina y otra en Ecuador, analiza algunas experiencias concretas en este campo. El marco teórico de referencia se inscribe en la larga tradición de estudios latinoamericanos en torno a la comunicación popular para el cambio social, integrado también con aportes recientes de estudios europeos. El objetivo de las indagaciones era dar cuenta de la articulación comunidades-medios, intentando mostrar la existencia de vínculos recíprocos entre organización social y generación de contenidos. El análisis de los resultados evidencia que la participación directa en la fundación, gestión y sostenibilidad de estos medios por parte de la comunidad repercute en la generación de contenidos orgánicos a sus intereses y necesidades –normalmente desatendidos por los medios públicos y comerciales– y también en una mayor pluralidad y diversidad de la oferta mediática. Además, los resultados permiten avizorar que los medios populares, alternativos y comunitarios son espacios fundamentales para la democratización de la comunicación y para la construcción de una ciudadanía comunicativa. Un desafío que se desprende de las investigaciones es la necesidad de consolidar redes transnacionales para una acción concertada en el plano del orden global de la comunicación mediática, pudiendo medir su potencial incidencia en la agenda pública.
Recent Latin American reforms in the field of communication reshape and strengthen the role and challenges of the popular, alternative and community media. This paper analyzes different experiences arising from the results of two pieces of research, one in Argentina and another one in Ecuador, both carried out through a qualitative methodology, namely in-depth interviews. The theoretical framework mainly draws upon the grounded tradition of Latin American studies on popular and alternative communication for social change, and it also includes recent contributions from European studies. The objective of both research projects was to account for the communities-media relationship, by unveiling the existence of mutual bonds between social organization and content generation.’ Analysis of results shows that communities’ direct participation in the foundation, management and sustainability of such media reverberates in the production of organic content related to their own interests and needs –usually neglected both by public and commercial media– and also in a greater media pluralism and media supply diversity. Moreover, results allow considering popular, alternative and community media as key environments both for democratizing communication and shaping communicative citizenship. Both studies highlight a common challenge, that is, the need to consolidate trans-local and trans-national networks in order to establish a common action at the level of the media global order, thus enabling to measure their influence on the public agenda.